Un mundo fantástico lleno de imaginación, ironía, ilusión, e incluso, humor. De este universo forman parte la treintena de obras de Jordi Pintó (Cardona, 1968) que se han presentado en una exposición que lleva por título ‘De colores’ y que fue inaugurada el pasado viernes en ‘La Galeria’ de Sant Cugat.
En el trabajo del artista instalado hace años en Barcelona, se puede apreciar una gran variedad cromática, aunque también cabe destacar que hay cuadros en los cuales predomina un solo color como en ‘Ciudad dorada’, ‘Crepúsculo’, ‘Paraíso azul’ y ‘Qué verde era mi valle’ donde el paisaje urbano es el protagonista.
El pintor ha ido sintetizando la realidad hasta llegar a algo simbólico. “Llego a una realidad a partir de otra”, ha explicado el artista que ama tanto su profesión que no puede separar su vida personal de la familiar. “Cuando voy por la calle y veo un coche, por ejemplo, me imagino unos trazos simples para plasmarlo”, ha añadido el artista. Su obra provoca una sonrisa, por la simpatía que transmite en las formas de las figuras y los paisajes, y por el color utilizado, que aplica a modo de intuición. Convierte la pintura en mágica. Aún así, tiene influencias del constructivismo, el fauvismo, el estructuralismo, la pintura metafísica, el cubismo y el naif. De la combinación de un estilo y otro surge su creación. Además, ha dicho que a veces observa cuadros de otros artistas para representarlos a su manera. Otra forma de aprender y buscar inspiración, tan necesaria para representar en su mundo.
‘Cambio climático’, de Jordi Pintó
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