09 febrero 2012

“Hasta otra, Tàpies”

El mundo del arte se muestra sensible por la muerte, este lunes y a los 88 años, de uno de los grandes vanguardistas catalanes y genio del informalismo, Antoni Tàpies. Una noticia que además ha traspasado fronteras por su gran trayectoria y reconocimiento.

Antoni Tàpies era junto a artistas como Miró o Dalí un pintor y escultor admirable. En su tela plasmaba sentimientos y realidades que a lo mejor son muy pequeños y pasarían desapercibidos para algunas personas –como él decía–, pero que quería mostrar. Era como un toque de atención hacia distintas preocupaciones e ideas. Sus creaciones están llenas de simbolismo, donde predominan las fórmulas, las cruces, las palabras y letras, en especial la ‘T’ –tan y tan características en su obra–. Sus obras figurativas y abstractas, realizadas hasta donde éstas mismas le han exigido. Resultados increíbles, dignos de observar. Para muchos, su muerte no convertirá sus obras en gloriosas, pues ya las consideraban como tal.

Cuando una persona muere, “la tradición catalana es que se cierre el negocio algún día por luto, en cambio, la Fundació ha querido abrir en contra de esta tradición y ha optado por tener abierto por duelo”, ha explicado Xavier Antich, presidente de la Fundació Antoni Tàpies. Además, como petición de distintas personas de otros países que querían visitar la muestra, “se abrirá este sábado día 11, y domingo día 12 –el jueves y el viernes mantendrán algunas salas cerradas porqué están preparando la exposición– a un precio simbólico de tres euros”, ha añadido Antich.

En la planta principal han reunido cuatro obras escogidas para la ocasión. A éstas cuatro se le ha añadido una obra, ‘Terròs’ “que es la que la familia quería que estuviera, donde el mismo Tàpies representó la presencia de la muerte en el año 84. Esta muestra es una oportunidad para ver el universo más esencial de Tàpies”, ha manifestado el presidente de la Fundació.

Estas dos jornadas de puertas abiertas, tanto martes como miércoles, han sido un gesto de acercamiento hacia los amantes del arte. Es una forma de dar el pésame a través de la fundación. Según Antich, “la mayoría de personas se lo sentía como propio, aunque no le hubiera visto nunca”.

En la Fundació había mucho movimiento, era un continuo de gente, entrando y saliendo, mirando las obras, subiendo y bajando escaleras, pero con un silencio de respeto –digno de un espacio de arte–. Quiénes lo han deseado han podido escribir algunas palabras en un libro de pésame. De hecho había tres y suficientes o no había gente haciendo cola, esperando su turno para transmitir sus pensamientos. Las obras de Tàpies están llenas de reflexiones pero en unos momentos como éste, se podía percibir un ambiente donde fluía aún más la meditación, a lo mejor porqué su obra ya se ha vuelto limitada, por la sorprendente noticia de su muerte, o porqué obras así causan mucho respeto después de la desaparición del artista. Quién sabe, pero la gente ha querido estar allí, mostrar su admiración. La fundación ha hecho un gesto agradecido por parte de los visitantes, al abrir y que fuera gratuito, aunque los mejores gestos los hizo Tàpies con sus trazos y movimientos llenos de materia, materiales que utilizó junto con la pintura y que han conseguido que los cuadros sean observados y valorados para siempre jamás.

Observar sus obras es un buen ejercicio para la búsqueda e investigación del significado de su creación, un hecho apasionante y ejercitante y que siempre acaba estando en manos del público. Por suerte es un legado que podrán seguir disfrutando los amantes del arte. Sabemos que veremos alguna obra suya y al día siguiente otra o dentro de unos años otra u otras, así que podemos decir en nuestro interior: “Hasta otra, Tàpies / A reveure, Tàpies”.

 Visitantes que observan la obra ‘Terròs’, de Antoni Tàpies

Personas haciendo cola mientras otras están escribiendo en los libros de pésame

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