17 junio 2011

El MNAC presenta el Realismo de Courbet

El MNAC (Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona) acerca la pintura de Gustave Courbet, artista referente en el mundo del arte del siglo XIX, a partir de 80 obras y bajo el título ‘Realismo(s). La huella de Courbet’. Es la primera vez que se pueden ver en nuestro país una quincena de sus obras.

En esta exposición se muestra la importancia que tuvo el conocimiento i la asimilación de las novedades francesas para el realismo catalán, sobretodo de pinturas dedicadas exclusivamente a la figura humana. Así mismo, pone de manifiesto que el realismo es difícil de definir. Además se revela la influencia del artista en la pintura catalana a partir, sobretodo, de la obra de Ramon Martí Alsina, maestría de la renovación pictórica e introductor del realismo en el panorama artístico español. El visitante puede descubrir los antecedentes y el legado del realismo en un recorrido que traspasa expresamente los límites temporales de este movimiento: desde el Siglo de Oro español –con pinturas de Murillo, Ribera y Velázquez– hasta el arte contemporáneo –a través de la obra de Tàpies–. Cada sala viene determinada por distintos temas. Estos son los espejos, las presencias, el arte viviente y el realismo.

El recorrido empieza con el ‘Autoretrato de Courbet con el perro negro' (1842), un homenaje a los artistas franceses por haber acogido los artistas catalanes. Se trata de un autoretrato de Courbet a los 25 años en París, con un punto de romanticismo y una mirada altiva que muestra gran seguridad y recuerda a la vida bohemia de los años 40 a París. En los años 1844-1845, el artista muestra una desesperación vinculada al tema del amor con la obra ‘El desesperado’, con una luminosidad muy buena presentando así, un contraste de las sombras y la luz que viene de detrás. Este cuadro estuvo siempre en su taller hasta que murió.

A Courbet le gustaba mucho la música y decidió hacerse un autorretrato con el título de ‘El violoncelista’ (1847) donde aparece transformado en un músico. Amigo de diversos músicos como el violoncelista Alphonse Promayet, aparece tocando el instrumento con la mano izquierda, y por tanto, es un cuadro pintado como si fuera su propio espejo.

Algunas de sus pinturas recibieron muchas críticas, como es el caso de ‘La hilandera que está durmiendo’ (1853) donde juega con la controversia, ya que tiene un punto de vista demasiado fotográfico y moderno y se dice que si se dibuja a una mujer dormida se debería hacer en un formato más pequeño. Además representa que está durmiendo y trabajando. Y la herramienta usada está muy cerca de las partes féminas aportando así un punto erótico.

También dibujo desnudos. Los pintores tenían excusas para representar el desnudo en el baño o en la mitología como la obra ‘La fuente’ –llamada también ‘Bañista en la fuente’– (1868) donde se muestra el cuerpo tal y como es. Courbet además pinta un cuadro que fue un encargo de un alemán que le pide una pintura donde se muestra un amor lésbico con el título de ‘El sueño de Courbet’ (1866). Aunque no se demostró hasta años más tarde que la pintase el artista francés. Otra pintura que también rompe bastante, esta vez con la feminidad de la mujer es ‘Mujer en las ondas’ (1868) porqué se muestra a una mujer desnuda con el bello de las axilas, algo poco agradable.

Para entender las pinturas de Courbet, es muy recomendable visitar esta exposición que compara y busca tanto puntos en común como controversias con otros artistas muy representativos de esa época. El ‘Realismo(s). La huella de Courbet’ se puede observar hasta el 24 de julio.

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